¡Nadie puede!

Como primer post oficial quiero comentar mi horrible experiencia en Radiohead. Cuando supe que iban a venir no me pude poner más feliz. Son una de mis bandas favoritas y sabía que sería una experiencia inolvidable. Con mi mejor amiga nos pusimos de acuerdo para ir a comprar las famosas entradas, las cuales se vendieron rapidísimo. Como mujeres organizadas que somos, las conseguimos tras una larga y latera cola, llena de gente reclamando y maldiciendo a la vendedora por cerrar la caja antes. A medida que pasaban los meses, estaba más emocionada. Los días previos al gran show estuve pensado qué me iba poner, cómo llegaría y si es que me iría a tomar un trago después con mis amigas y hermano, que me había regalado la entrada. El fin de semana anterior salí con mi amigo Cristián. Él como siempre tenía hambre así que decidimos ir a comer sushi, algo más que habitual para nosotros. Para nuestra mala suerte, el local al que siempre vamos estaba cerrado. No lo podía creer, era muy temprano. Decidimos arriesgarnos con comida mejicana. A mí me dio mala espina desde un comienzo, pero comí de todas maneras. Mi taco vegetariano estaba excelente… hasta dos días después cuando me enfermé como nunca antes. Amanecí con fiebre, mareos y me dolía mucho el estómago. ¿Qué había hecho para merecer esto? Pensaba qué había comido y no podía recordar nada extraño. A medida que pasaban las horas, empecé a vomitar. Cabe mencionar, que no soy una persona que vomite habitualmente, lo cual me parecía extrañísimo que me sintiera así. ¡Ocho veces vomité señores, sí leyeron bien…Ocho! Finalmente, tras mi mala fortuna con la comida del cuate terminé en la clínica, con suero y remedios directos a la vena. Me había intoxicado. Cómo fue mi experiencia en Radiohead… malísima, no existió. Me quedé en cama como una penosa, escuchando su música en mi ipod e imaginando que estaba en el Nacional. Lección: jamás comer comida mexicana en restaurantes extraños que no lavan la lechuga bien.